En el uso diario del sistema de refrigeración de los automóviles, muchos usuarios se enfrentan a un problema frustrante: el radiador comienza a presentar picaduras, filtraciones e incluso grietas en los tubos de refrigeración después de poco tiempo. ¿Se trata de un problema de calidad o de un uso inadecuado? Hoy vamos a revelar la verdad sobre la corrosión de los tubos de refrigeración del radiador.
Un radiador está compuesto por varios elementos, como los tanques, placas laterales y más. Sin embargo, en la práctica, la parte que suele fallar primero es el tubo plano. ¿Por qué?
Ambiente hostil: Los tubos de refrigeración son el canal principal para la circulación del líquido refrigerante. En su interior, están expuestos constantemente a líquidos a alta temperatura, alta humedad y alta corrosividad, mientras que en el exterior están directamente expuestos a entornos complejos como salitre, polvo, altas temperaturas y agentes derretidores de nieve, lo que los hace extremadamente susceptibles a la corrosión.
Estructura débil: Para lograr una menor peso y una mayor eficiencia en la transferencia de calor, las paredes de los tubos de refrigeración de los radiadores de aluminio son cada vez más delgadas, lo que también los hace más vulnerables a daños.
Reducción de costos: Algunos fabricantes, para ganar participación en el mercado, priorizan la "cantidad" sobre la "calidad", reduciendo costos en materiales y espesor de las piezas de manera encubierta.
Por lo tanto, la resistencia a la corrosión de los tubos de refrigeración se ha convertido en uno de los indicadores clave para medir la calidad de un radiador.
Problemas de calidad del líquido refrigerante: El uso de líquidos refrigerantes de baja calidad o inadecuados, o incluso la sustitución completa por agua, puede provocar la acumulación de sustancias corrosivas en el sistema de refrigeración, acelerando la corrosión.
Envejecimiento natural del material: La exposición prolongada a altas temperaturas o entornos químicos hace que el material pierda gradualmente su flexibilidad, apareciendo grietas.
Efectos de la corrosión electroquímica: La presencia de iones en el líquido refrigerante o la diferencia de potencial entre diferentes componentes metálicos facilita la formación de picaduras o perforaciones en la superficie de los tubos.
Impacto del entorno externo: Sustancias corrosivas externas como la sal o los agentes derretidores de nieve, o la exposición constante a ambientes de alta temperatura y humedad, corroen gradualmente los tubos de refrigeración desde el exterior hacia el interior.
Instalación y mantenimiento inadecuados: El retraso en el cambio del líquido refrigerante o los daños en las conexiones de los tubos pueden convertirse en fuentes de corrosión.
Búsqueda de productos baratos: Detrás de los precios bajos suele haber una reducción en la calidad. Es importante evitar productos con fabricación deficiente y defectos de rendimiento.
Los tubos de refrigeración comunes en el mercado suelen fabricarse mediante estirado en frío. Aunque este proceso aumenta la resistencia del metal, también conlleva riesgos potenciales: Si las tensiones residuales no se eliminan completamente después del estirado en frío, pueden acelerar la aparición de grietas por corrosión bajo tensión, que es la razón por la que algunos tubos estirados en frío presentan fugas repentinas después de un tiempo de uso.
En comparación, FARET utiliza tubos soldados por alta frecuencia de aleación de aluminio de larga duración con doble capa anticorrosiva, que ofrecen un mejor rendimiento en resistencia a la corrosión y estabilidad estructural, logrando realmente "fortaleza y protección".
No dejes que el “agua del grifo” arruine tu sistema de enfriamiento. El uso adecuado del refrigerante es clave para extender la vida del radiador:
Usa refrigerante original: Siempre sigue las especificaciones del fabricante. No mezcles marcas, aunque sean del mismo color. Nunca sustituyas con agua del grifo, agua mineral o refrigerante de baja calidad.
Revisa y reemplaza el refrigerante regularmente: El rellenado y reemplazo periódico mantiene el sistema limpio y ayuda a detectar fugas a tiempo, evitando que pequeños problemas se conviertan en fallas graves.
Inspecciona las conexiones: Asegúrate de que no haya daños mecánicos ni holgura en las juntas para evitar grietas o fugas que aceleren la corrosión.
Realiza lavados periódicos del sistema: Cada pocos años, haz un lavado completo del radiador. Esto ayuda a eliminar depósitos y previene la oxidación y corrosión.